domingo, 30 de noviembre de 2008

Soy ciego.


Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: “POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”.Un creativo de publicidad que pasaba frente a el, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomo el cartel, lo dio vuelta, tomo una tiza y escribió otro anuncio.Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él el que rescribió su cartel y sobre todo... ¿qué había puesto?.El publicista le contestó: "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras", sonrió y siguió su camino.El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: “HOY ES PRIMAVERA... Y NO PUEDO VERLA”.

Morir el amor


Hubo una vez, en la historia del mundo, un día terrible en el que el Odio (que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes) convocó a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo, y los deseos mas perversos del corazón humano, llegaron a esta reunión con la curiosidad de saber cuál era el propósito de la convocatoria.
Cuando al fin estuvieron todos presentes, habló el Odio y dijo:
- "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho, pues era el Odio el que estaba hablando, y él siempre quiere matar a alguien. Sin embargo todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar, tanto como para que el Odio los necesitara a todos.
- "Quiero que maten al Amor", añadió.
Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno le tenia ganas...
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
- "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez, y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron todos sumamente decepcionados. –“Lo siento, lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante”.
Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición, que haciendo alarde de su poder dijo:
- "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará".
Y comenzó la Ambición el ataque hacia su víctima, quien efectivamente cayó herida... pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor, confundido, lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros; envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, a la Pobreza, a la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerzas y todo lo superaba.
El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás:
- " Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos"...
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro, con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no permitía ver su aspecto. Era fúnebre como el de la muerte:
- "Yo mataré al Amor", dijo con seguridad.
Todos se preguntaron quién era ese, que pretendía hacer sólo lo que ninguno había podido. El Odio dijo:
- "Bueno... si estás tan seguro, ve entonces y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin EL AMOR HABÍA MUERTO.
Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:
- "Ahí les entrego el Amor, totalmente muerto y destrozado", y sin decir más, se marchó.
- "Espera "... dijo el Odio - "En tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para sobrevivir. ¿¿¿Quién eres???".
El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y contestó:
- "SOY LA RUTINA".

jueves, 27 de noviembre de 2008

Triste Realidad :(


Hablar de violencia infantil es referirse a un tema doloroso, es hablar de una lacra de la humanidad que – a pesar de innumerables esfuerzos, propósitos y programas - no pudo ser erradicada. Una lacra aun peor que las pestes y las epidemias que luego de más de 5000 años de civilización y más de 2000 años de la era cristiana, sigue aquí, en la tierra, aferrada y creciente. Una desgracia originada y mantenida exclusivamente por los seres humanos, lo que nos hace dudar de la validez de la palabra humanidad.
Lo cierto es que, desde que el mundo es mundo, a los niños – como a las mujeres – les tocó la peor parte, ya que el concepto de niñez protegida es realmente muy reciente.
La historia nos muestra que la niñez, desde siempre, fue avasallada y sus derechos conculcados o ignorados, temas que a veces desde la actividad física el deporte y la recreación, se ven como lejanos.
La lista de padecimientos que les fueron y aun les son infligidos a los niños es interminable, además de ser cruel y escabrosa y cuantas veces pasa cerca nuestro la posibilidad de ayudar y no nos damos cuenta.
Desinterés y abandono, miseria e ignorancia colaboraron para sostener este estado de cosas, además de pautas culturales permisivas o decididamente crueles, por lo menos vistas desde nuestro punto de vista latinoamericano con fuerte raíz europea.
Es bueno puntualizar ahora éste, nuestro particular enfoque argentino, porque las pautas de cultura en materia de política infantil son sumamente distintas si nos referimos a razas o religiones diversas, y esto es válido aun dentro de nuestro continente americano puesto que, por ejemplo, no se considera de la misma forma a la niñez en la Argentina que en el Brasil.
Para bien o para mal - muchas veces para mal - cada país del mundo adopta y sostiene su particular visión sobre la infancia y por correlación, sobre la violencia infantil.
Sin pretender presentar un catálogo de miserias y crueldades humanas, doloroso y escatológico, creo que es necesario recordar, al menos, algunos de los hitos que la humanidad le ha impuesto a la niñez.
La actitud de la humanidad respecto de la protección o desprotección de la niñez ha sido absolutamente pendular, y ha ido y aun sigue yendo desde la protección total que ofrecen los países escandinavos, hasta el abandono y la esclavización que imponen algunos países africanos.
En Inglaterra, cuna de la mayoría de los derechos humanos, los menores son civil y penalmente imputables a partir de los 10 años.
Y esto tomó estado público a nivel mundial cuando hace poco tiempo, dos menores de 10 años, secuestraron en un shopping a un niño de 2 años, y luego de torturarlo con extremo sadismo, le quitaron la vida. Los niños asesinos fueron condenados judicialmente como si fuesen adultos y además recibieron la repulsa social de los ciudadanos, quienes aun hoy se oponen a la libertad condicional con que los victimarios fueron beneficiados.
En Brasil por otra parte, los niños, a partir de los 8 años de edad son considerados trabajadores legales y realizan aportes para su futura jubilación.
Al otro lado del mundo, en la India, los niños en verdaderas hordas, mendigan por las calles y literalmente viven a la intemperie en tanto que las familias más indigentes llegan a mutilar a uno de sus hijos, generalmente el menor, para que se arrastre, provoque más compasión y obtenga mayores limosnas.
En Etiopía, la desastrosa miseria hace que los niños mueran de inanición por miles, cada día.
Todos hemos visto con horror, en la televisión, a esos niños flaquísimos, casi esqueléticos, con sus vientres hinchados por el hambre y sus ojos enormemente abiertos al espanto y la desesperanza.
Y también todos recordaremos esa impresionante escena – ahora un clásico del periodismo – que mostraba a una niña vietnamita corriendo desnuda, para huir de su casa que volaba por los aires durante un bombardeo.
Y por casa ¿como andamos?. En la Argentina, mi patria, las cosas no llegan a tales extremos, pero la situación de abandono, mendicidad y delincuencia infantil, lamentablemente está en franco crecimiento. Y esto a pesar de los esfuerzos – reales o declamados – de las autoridades de turno, a lo largo de varias décadas.
Aquí también la política fue pendular. En un extremo del arco del péndulo podemos recordar al plan “los únicos privilegiados son los niños” que impuso el entonces presidente Perón, quien ubicaba a los niños – por lo menos en teoría - como primera prioridad nacional.
En el otro lado del péndulo podemos considerar la lamentable realidad actual, con padres que no se ocupan de sus hijos, con deficientes planes educativos, con insuficientes o inexistentes proyectos de contención, con creciente mendicidad, drogadicción, violencia y delincuencia.